viernes, 16 de octubre de 2009

10 horas de vuelo

Me situaron en una confusa ambivalencia horaria. El punto es que en Barajas estaba siete horas después. O sea que volé contra el curso del sol. Desconcertantes ires y venires entre escaleras, pasillos y letreros en pos de mi baggaje. Láminas que nunca escupieron mi maleta. Angustioso confirmar de uno de mis muchos temores en este viaje: había perdido el equipaje. Pero todo se resolvió media hora después cuando alguien me mostró el tiquet donde decía que el equipaje se había seguido derecho hasta varsovia.
Dormí un rato sobre las bancas de espera de las puertas HJK mientras, de tanto en tanto, acechaba las pantallas de vuelos para saber por fin la puerta específica de abordaje.
presencié un par de dramas de vuelos perdidos. Un adolescentote le gritaba ¡idiota! a su padre por haber, éste último, confundido el horario con el número de puerta de salida. Cuando por fin apareció el dato de la puerta que me interesaba me encontré a Mario Cantú, otro mexicano participante y juntos abordamos el avión.
aquí la cosa fue más o menos similar, tres horas de vuelo y llegamos a Varsovia. Otra espera tensa en el cinturón de equipajes y afortunadamente aquí si estaba mi maleta.
al salir nos encontramos con Sofía, una polaca que fue enviada por Maja para recojer a Mario y yo aproveché para pegármeles y obtener un sitio donde pasar la noche.
Resultó que Sofía estaba acompañada de Gerson Gómez y que ya tenía lleno el cupo máximo de dos personas. Estaba ligeramente nerviosa, mientras que Gerson, con todo y que perdió su equipaje en Dallas, estaba de lo más bromista.
Sofía habló a varias partes y finalmente me consiguió alojamiento con konrad, un muchacho fanático de latinoamérica que por fortuna habla español.
En las calles, lo que me sorprendió mucho fue encontrar un verdadero tapete de tarjetitas anunciando servicios sexuales. Por todos lados, en cada coche, en los rincones, aquí y allá. Nos divertimos levantando tarjetitas y haciendo planes para conformar un juego de dominó a partir de las tarjetas repetidas que hallamos. yo guardé muchas, pensando en ciertos cuetes que allá en México se volverían locos de ver a estas mujeres.
Primero fuimos a la casa de los abuelos de Sofía, viven cerca del centro de Varsovia. allí probamos unos platillos típicos de Polonia que ya no recuerdo sus nombres (los averiguo y les doy el nombre en otro espacio). luego nos dejó a Mario y a mi con su abuelo en lo que iba a dejar a Gerson en la casa que le correspondía.
El abuelo habla inglés, yo no y Mario a duras penas. Intentamos una entrecortada charla, yo me distraje mirando un programa en la tele. El programa era americano, no tenía subtítulos y en lugar de la traducción simultanea, aquí era un intérprete el que le iba dictando a la audiencia lo que cada personaje decía. se me hizo raro, En conversaciones posteriores alguien me dijo que era un mejor sistema en lugar de hechar a perder el guión con una mala traducción.
cuando Sofía regresó, tomamos un tranvía, llegamos nuevamente al centro, me dejó con konrad y heme aquí, terminando de colgar estos datos exactamente a las 12: 30 de la noche del... sábado ya.
Hay que dormir y mañana a ver como nos va.

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