jueves, 29 de octubre de 2009

Bienvenida Parisina

París me recibe de noche. Llego al aeropuerto de Beauvois, tomo un autobús y me duermo en el trayecto. Chale. Pero cuando ocasionalmente despierto la impresión inicial de lo que veo no contribuye en nada a emocionarme. Es un paisaje nocturno, y de noche todos los gatos se ven pardos, pero es que lo que veo es como cualquier carretera, cualquier ciudad y por un momento me pregunto si no habré llegado a México en un descuido de la memoria.
En total me hice cuatro horas y media desde Polonia hasta la parada del autobús aquí en París.
A las diez y media de la noche, todo cansado, con la maleta a rastras, sin la eficacia de los números a los que llamar, de plano me meto en el octavo hotel que visito a pesar del escándalo económico que me supone pagar 80 euros por la noche.
Uno que no sabe prevenir contingencias de este tipo.
Después de dejar a resguardo la maleta salgo a caminar un poco y a orientarme. Quizá esto sea tan caro porque estoy a pocas manzanas del Arco del Triunfo, Hago apuntes mentales sobre mi itinerario de mañana. No puedo evitar el desagrado y la desilusión al mirar la cantidad de basura que hay en las calles. Los restaurantes ya casi están por cerrar, apenas van a dar las doce de la noche. En el bolsillo traigo, después de haber pagado el bus, una tarjeta de teléfono público y una moneda perdida, 9.50 euros.
Mañana buscaré donde transferir el dinero americano que traigo.
A Gerson no he podido ubicarlo, sé que está aquí. A Gonzalo aún no le marco, no tengo claros su número ni las claves para Francia.
¿Y las fotos? se las sigo debiendo, ya la cámara está al tope pero hay que tener paciencia.

1 comentario:

  1. carnal, me quede esperandolo. ahora ya lo leo mi chico vitaminas.
    un abrazo desde montegay.

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