martes, 20 de octubre de 2009

Ser turista te obliga a repetir pasos ya caminados. Ser turista te designa como visitante a fuerzas a ciertos sitios. Ser turista a veces no te conviene. Pero el mártes, a eso del mediodía, entramos al museo nacional de Varsovia, a ver la que para mí fue una increible lección de maestría en pintura. Previamente había comentado con varios miembros del grupo que la trascendencia de un artista tiene que ver con un arduo trabajo de años de experimentación para alcanzar tal calidad de efectos, de luces, de tonalidades y de composición. La trascendencia de estos maestros tiene que ver más con su compromiso a sí mismos que con una calculada intención de inmortalidad, como pretende una ponente que horas antes había ocupado la silla y el micrófono.
El artista que piensa en su trascendencia universal antes de que sea su trabajo el que así lo determine, tiene la mitad de la batalla perdida.
Pero para qué doy lecciones, mejor aquí les dejo unas de las miles de miestras que en el interior de este museo hay.
Salas y salas, a cual más rezumantes de grandeza, y que es un crimen visitar en tan solo hora y media.
He de regresar las veces que sea necesario.

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