lunes, 26 de octubre de 2009

Polonia comunista




Agnieska nos preparó una caminata por exactamente las mismas calles que ya reconocíamos de tanto andarlas. Pero eso de caminar sin referencias no es nada sino hasta que alguien te va contando pelos y señales e historia de los edificios. como que con el conocimiento a la mano todo adquiere una nueva dimensión. El por qué los edificios se ven grises, por qué tantas ventanas parejitas, qué significa tal o cual escultura. Quien mató a quien en qué esquina. Cual es nuevo y cual es de la segunda guerra mundial. Así, caminar fue menos fastidios.

Lo que más me gustó de esta jornada es que conocimos el concepto de los bares lecheros. Las fondas comunistas semi subsidiadas por el gobierno. Claro que había opiniones contrastantes, pero en mi caso, si hubiera sabido que esa fachada sobria tenía estos precios y estas cantidades y estas variedades, habría sin duda venido a diario.

Comimos de postre la versión del miguelito polaco. Es en realidad un chocolate.



Ah, por cierto que por la tarde fuimos a una chocolatería. todo es chocolate, ni cres que hay otra cosa. TODO. hasta esculturas de chocolate en el aparador.


1 comentario:

  1. Lo siento, pero no tienes tiempo para cansarte.
    Me encanta cómo lo cuentas todo, con ojos bien nuevos.
    Saludos.

    ResponderEliminar